La educación emocional consiste en el desarrollo de conocimientos y habilidades emocionales, con objeto de dotar al individuo de competencias básicas para la vida que se pueden aplicar a una gran variedad de situaciones, haciendo que la persona afronte adecuadamente los retos que se le presentan, aumentando así su bienestar personal y social.
La enseñanza emocional responde a las necesidades sociales - control emocional, asertividad, timidez, comunicación efectiva, resolución de con ictos, mejora de la autoestima... - no atendidas en materias académicas ordinarias que, si no están adecuadamente consideradas, pueden conducir a comportamientos de riesgo tales como consumo de drogas, anorexia, violencia, ansiedad, estrés, depresión, suicidio, alcoholismo, problemas sexuales, crisis de identidad, dependencia emocional, acoso escolar etc. La educación emocional se propone contribuir a la prevención de todos estos efectos.
Es importante destacar que la educación emocional incluye el desarrollo de la inteligencia emocional y su aplicación a las situaciones de la vida cotidiana, adoptando la perspectiva de la salud. A ello se debe que posea una doble función: por un lado, prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas y, por otro, potenciar el desarrollo de las emociones positivas.
Porque son las habilidades emocionales y sociales las responsables de nuestra estabilidad emocional y mental, así como de nuestro bienestar y ajuste socio-relacional.
Con el fin de evitar los efectos perjudiciales de las emociones negativas y desarrollar capacidades para prevenir la ansiedad, depresión, estrés, desórdenes alimenticios, etc.
Para poder educar emocionalmente inteligentes a nuestros hijos y así dotarles de salud y equilibrio psicológico.
Porque el desarrollo de competencias emocionales es un factor esencial para la prevención de conductas de riesgo y para el desarrollo social y personal de la población infanto-juvenil.
Porque las emociones guían nuestras acciones y pensamientos.
Con el propósito de aumentar el rendimiento académico y lograr éxito profesional.
Para aprender a gestionar los con ictos de manera positiva e incrementar la tolerancia a la frustración.
Con la nalidad de adquirir la habilidad de controlar las emociones y profundizar en el conocimiento acerca de ellas.
Porque las respuestas emocionales inadecuadas están asociadas a diversos trastornos psicológicos, problemas sociales y enfermedades físicas.
Para aumentar las habilidades sociales e identi car las emociones de los demás, mejorando nuestras relaciones sociales.
Con el n de desarrollar la capacidad de generar emociones positivas, tomando conciencia de los factores que inducen bienestar mental.
Con objeto de mejorar la autoestima y fomentar la capacidad de auto-motivarse.
Para aprender a hablar en público, dejar atrás la timidez y adquirir una comunicación efectiva.
Los programas no son sólo una serie de conocimientos y destrezas que deban enseñarse a ciertas personas deficitarias o problemáticas, sino algo que es aplicable a todo individuo.
La importancia de la intervención por programas se pone de manifiesto en los siguientes aspectos: se centra en las necesidades individuales, se estructura por objetivos a lo largo de un continuo temporal, promueve la participación activa de los sujetos, proporciona un mayor desarrollo del potencial humano y permite un seguimiento y evaluación de lo realizado. Los programas de educación emocional centran su intervención en la adquisición de competencias básicas para afrontar situaciones que la vida plantea y, a su vez, fomentan el desarrollo integral del individuo y por ello pueden tener, tanto un carácter preventivo como de tratamiento. Para tal fin, hemos traducido la ciencia a técnicas y acciones prácticas de aplicación inmediata, que generan resultados rápidos y reales en todos los ámbitos de la vida.